Rafa's

-entre tu y yo-   Déjame que esparza manzanas en tu cuerpo, néctares de mango, carne de fresas; Tu cuerpo son todas las frutas.   Te abrazo y corren las mandarinas; cuando te beso todas las uvas sueltan el vino oculto de su corazón sobre mi boca.   Mi lengua siente en tus brazos el zumo dulce de las naranjas y entre tus piernas el pomegranate esconde sus semillas incitantes.   Déjame que coseche los frutos de agua que sudan de tus poros:   Mujer de limones y duraznos, dame de comer fuentes de melocotones y bananos, racimos de cerezas.   Tu cuerpo, es el paraíso perdido del que nunca jamás ningún Dios podrá expulsarme.               -trabajo ”ETAPA OSCURA” Autor ©Rafa’s-   30/07/2023  

   Esa mañana cálida en la asamblea, él les dijo: - "Muchas v eces, bastantes veces, le echamos la culpa al pasado, a lo que fuimos, a lo     que nos hicieron, a lo que queríamos, a los que nos dejaron de lado, echándole la culpa     siempre y todas las veces a los  demás o a los que estában o estuvieron a nuestro lado.     Y, todas esas veces perdemos de vista; que el eje principal solamente somos nosotros      mismos.      Eso nos pasa porque no queremos asumir nuestras responsabilidades en nuestras     vidas.     Asumir mis vidas me implica el asumir mis aciertos y los no aciertos.       Y, tengamos en cuenta que los mal llamados errores, solamente son las frustraciones     de quienes nos  rodean y no saben aceptar las realidades presentes". Luego se retiró pensativo. En ese preciso momento una joven del auditorio, se le acercó y le dijo: -   ...

Dejé atrás mis fantasmas dejé atrás mis temores dejé atrás mis miedos dejé atrás mis lastres.   Agónicos fantasmas innecesarios miedos temores furtivos erais cotos en mi caminar.   Sombras planeabais en mí con pesarosos pensamientos, sombras terribles sombras erais vetos a mi avanzar.   Miedos sois mis limites miedos que sois limites internos miedos que me impedís caminar miedos innecesarios miedos.   Atormentada vida llena de miedos miedos a mis fantasmas, limites internos y externos insuperados miedos.     -trabajo ”POEMARIO III” Autor ©Rafa’s- 29/10/2019

    Había una joven pareja, que le preguntó: -          “Maestro, ¿Cada cuánto debemos tener relaciones?”.   Él, se sonrojo (al no esperar la pregunta) y viéndolos, les dijo: -          "Todo en exceso; puede, que no sea bueno. Pero en defecto, si os puedo asegurar que es malo". Y continuó: -          “La lluvia torrencial puede destrozar las cosechas. Pero la sequía mata el campo, al agricultor, y las ganas de vivir; teniendo éste que buscar otros pozos para sacar agua de donde no la hay y así poder seguir, si quiere mantener el cultivo. Las relaciones, necesitan del cuidado, del respeto y de la entrega, respetando estos conceptos desde uno mismo, te respondes. El Ying y el Yang, existen para complementarse y no para ser rivales, dominadores o dejarlos morir”.   Y, luego simplemente siguió andando.             ...

  Una joven madre, le dijo: -           Maestro para mí, mis hijos son lo primero.   Él, la miró y le dijo: -            Eso está bien, pero me recuerda el cuento de la gallina que todos los días         ponía un  huevo, venía el dueño del gallinero y se los cogía.         Ella al día siguiente volvía  poner otro huevo, y volvía el dueño         del gallinero a  quitárselo, y así pasaban los años,  y al pasó del tiempo la         gallina se hizo vieja y  nunca tuvo polluelos.         El dueño del gallinero se comió los huevos, o los vendió.         Y, la gallina se quedó sola por no haber visitado a un gallo, por querer         y creer que el  huevo era lo único. Y, continuó: -     ...

  Ese trozo de tela, del que tengo los grandes y entrañables recuerdos de mi infancia y juventud, en familia.   Ese trozo de tela que se ponían mis abuelas desde la mañana hasta la noche, como un uniforme de amor diario y entrega incondicional. Ese trozo de tela en donde enjuagaba y limpiaba nuestras lagrimas cuando nos caíamos; en donde nos quitaba nuestras lagañas por las mañanas después de ablandarlas con un poco de cuspe; en donde nos sonaba los mocos a mí, a mis hermanos, o a mis primos cuando estábamos mocosos; en donde se secaba las manos cuando se las lavaba antes de ponerse a cocinar. Ese trozo de tela donde nos acurrucaba y nos daba el calor de su persona, mientras hablaba con las vecinas en el campo o con mis padres. Ese trozo de tela que le colgaba y en donde se secaba el sudor cuando iba al campo y sudaba. Ese trozo de tela que era intrínseco a sus personas y personalidades. Y, tan multiusos como ellas mismas.   Siempre pensé que sería el mismo trapo, el que...