IV

Una joven madre, le dijo:
- Maestro para mí, mis hijos son lo primero.
Él, la miró y le dijo:
- Eso está bien, pero me recuerda el cuento de la gallina que todos los días
- Maestro para mí, mis hijos son lo primero.
- Eso está bien, pero me recuerda el cuento de la gallina que todos los días
ponía un huevo, venía el dueño del gallinero y
se los cogía.
Ella al día siguiente volvía poner otro huevo, y volvía el dueño
del gallinero a quitárselo, y así pasaban los años, y al pasó del tiempo la
gallina se
hizo vieja y nunca tuvo polluelos.
El dueño del gallinero se comió los huevos, o
los vendió.
Y, la gallina se quedó sola por no haber visitado a un gallo, por
querer
y creer que el huevo era lo único.
- Y, así parecido pasó en el cuento del gallo.
todo el gallinero -sin
saber, si el huevo era de gallina, de paloma de
avestruz, o de tortuga-.
A diario, él lo
paseaba cantando el “kikiriki” a los
cuatro vientos huevo
arriba, huevo abajo. Así un día y otro día, una semana y
otra semana;
y, no se daba cuenta de que ese huevo al carecer de una gallina que
lo
incubara se iba pudriendo por dentro y al final no se dio cuenta de que
se
pudrió”.
-del libro PENSARES II
Autor ©Rafa’s-
07/02/2024
Muchas gracias amigo por estas palabras e ideas. genial
ResponderEliminarGracias por tu comentario
EliminarTe iba a decir algo sobre centrar nuestra vida en la búsqueda de un anhelo o en algo futil que podamos considerar como un tesoro y que hace que olvidemos quienes somos y de quien nos rodeamos. Pero me ha costado mucho hilar una frase coherente. Buen relato.
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