LUJURIA -Relato-
“Ella nació del fuego, era fuerte y ansiosa.
La sociedad quería atraparla,
quería acallarla, someterla, silenciarla.
Pero ella se resistía, aferrandose a sí misma".
Caía el agua caliente,
deslizándose por el cuerpo desnudo de Estela, el agua poco a poco iba sacando
la espuma y el jabón que corría hacia abajo dejando al desnudo su tersa piel,
aterciopelada, dejo correr el agua unos instantes usándola como excusa para
descargar las tensiones del duro día de trabajo.
Había llegado a casa hacia poco, dejó el bolso en la entrada, se soltó el pelo y se descalzó, se bajo la cremallera del vestido y fue a la cocina donde se sirvió una copa de vino, que le proporcionaba la primera parte del relax que necesitaba.
Con la copa en la mano se fue al salón donde oyó el contestador del teléfono, tenía un mensaje que le decía “Hola Estela, soy Andrés nos vemos luego, estoy deseando estar contigo y poder acariciarte…”, esbozó una maliciosa sonrisa y sobre la butaca de su habitación dejó el vestido que llevaba, se desabrochó el sujetador y con la copa de vino en su mano, llenó la bañera de agua, encendió una vela y dejo llenar la bañera con agua caliente a la que le había echado un poco de sales.
Cerro el grifo, dejó la copa a un lado, se quitó la tanga y lentamente fue sumergiéndose en el agua despacio, y poco a poco fue entrando sintiendo como el agua iba en ascenso lenta y suavemente, rozando sus cavidades, apoderándose de ellas, acariciando sus senos.
Nunca, llego a saber el tiempo que estuvo sumergida, dentro del agua, copa en manos bebiendo lentamente, saboreando el néctar que le proporcionaba la copa, la cual dejó en el suelo. alzando su cuerpo desnudo.
Salió de la ducha, se envolvió en la toalla, había sido un día largo de trabajo y ahora tenía que prepararse para su cita.
Se dirigió a la habitación, el apartamento era pequeño, pero suficiente para ella, vivía sola y no tenía necesidad de nadie, trabajaba muy duro y nunca se planteó tener una vida atrapada con alguien.
Había llegado a casa hacia poco, dejó el bolso en la entrada, se soltó el pelo y se descalzó, se bajo la cremallera del vestido y fue a la cocina donde se sirvió una copa de vino, que le proporcionaba la primera parte del relax que necesitaba.
Con la copa en la mano se fue al salón donde oyó el contestador del teléfono, tenía un mensaje que le decía “Hola Estela, soy Andrés nos vemos luego, estoy deseando estar contigo y poder acariciarte…”, esbozó una maliciosa sonrisa y sobre la butaca de su habitación dejó el vestido que llevaba, se desabrochó el sujetador y con la copa de vino en su mano, llenó la bañera de agua, encendió una vela y dejo llenar la bañera con agua caliente a la que le había echado un poco de sales.
Cerro el grifo, dejó la copa a un lado, se quitó la tanga y lentamente fue sumergiéndose en el agua despacio, y poco a poco fue entrando sintiendo como el agua iba en ascenso lenta y suavemente, rozando sus cavidades, apoderándose de ellas, acariciando sus senos.
Nunca, llego a saber el tiempo que estuvo sumergida, dentro del agua, copa en manos bebiendo lentamente, saboreando el néctar que le proporcionaba la copa, la cual dejó en el suelo. alzando su cuerpo desnudo.
Salió de la ducha, se envolvió en la toalla, había sido un día largo de trabajo y ahora tenía que prepararse para su cita.
Se dirigió a la habitación, el apartamento era pequeño, pero suficiente para ella, vivía sola y no tenía necesidad de nadie, trabajaba muy duro y nunca se planteó tener una vida atrapada con alguien.
Eran las 21:30 cuando la llamaron al timbre de la vivienda, él había llegado y le dijo que la esperaba en el portal, ella le contestó que le faltaban 5 minutos y bajaba.
Terminó de prepararse se pintó lo labios, le dio el último retoque al rimel de los ojos se echó perfume y tomando el bolso, cogió la chaqueta y se dirigió a la puerta para bajar.
Él, la estaba esperando a la puerta del coche, la vio salir y se acercó para darle un beso en la mejilla, alabó lo elegante que estaba y le abrió la puerta del coche. Ambos se subieron y marcharon para el restaurante que tenían reservado y a donde solían acudir.
Cenaron despacio, sin prisas tenían toda la noche para ellos, para poder compartir la velada, durante la cena ella dejo entrever su escote, el cual liberó disimuladamente dejando al aire parte de sus turgentes senos, escondidos tímidamente detrás de aquel vestido.
Durante la cena, ella se descalzó y su pie se acercó a la pierna de él, ascendiendo lentamente, despacio subía y bajaba por debajo de la mesa, simulando un baile de dos, un baile de ella para él.
Subió y se paró en la entrepierna, rozando el miembro, lo rozo con su pie mientras le observaba la cara fijamente, atrevidamente se soltó otro botón de la camisa que tenia puesta, dejando entrever ligeramente un poco más la parte superior de sus pechos.
Le esbozo una maliciosa sonrisa, a la que él plácidamente respondió y siguieron con la cena.
Tenue era la luz de la estancia, creando un ambiente relajante; de fondo sonaba la música suavemente una melodía sensual.
Varios inciensos aromatizaban la estancia de olor a canela suave, abriendo apetitos sensuales.
Todo estaba dispuesto, de una forma pensada para estimular los instintos de ambos, una botella de vino en el enfriador y las dos copas dispuestas para ser servidas en el momento oportuno.
Ella, abrió la puerta de su casa y él se abalanzo sobre ella empujándola suavemente hacia su interior, ella soltó el bolsos y sus pertenencias y se dejo llevar por el ímpetu con que él la empujaba hacia el interior de la vivienda.
La beso en la boca entrelazando sus lenguas, mordiéndoselas mutuamente en un desenfreno incontenido y en una baile de dos, en un baile perfecto de armonía en el que eran participes y únicos protagonistas.
Ella deslizo sus manos a la entrepierna de él, se la acaricio, le desabrocho el pantalón y le tiro de la camisa, procediendo a desabrochársela desenfrenadamente, como si el fuego interior le estuviera acelerando en sus movimientos, se la quito y la arrojo al suelo.
Él le desabotono la camisa y le desabrocho la falda, dejándola en la lencería que tenia puesta.
Ambos entrelazados y comiéndose desenfrenadamente a besos llegaron a la cama, él la empujó sobre ella, la contempló parándose en cada una de sus curvas, se quito el pantalón que tiro a lo lejos y sujetándole los brazos la beso en la boca con fuerza, desenfrenadamente, como si se les acabara la noche.
Poco a poco fue bajando de su boca, al cuello que lo acariciaba mientras lo besaba dándole chupadas y deslizándose con la lengua por el y continuo bajando alternando los besos con el roce de la lengua, alcanzando los pechos los acaricio inicialmente y luego acerco sus labios para besarlos y rodeo los pezones con la lengua cada vez mas excitada, ella se retorcía sobre la cama.
Siguió bajando llegando al ombligo de ella, el cual rodeo inicialmente con la lengua, despacio, muy lentamente recorrió el contorno y lo besó.
Siguió bajando alternando besos y el movimiento de su lengua, llegando a su monte lo beso despacio, tomándose tiempo, ahora tenían todo el tiempo de la noche para ellos, entreabrió sus piernas y comenzó a besar, a succionar despacio cada milímetro de la piel que tenia a su alcance, alternando/ mordiscos suaves, con besos y lamidas…. ella se aferraba a las sabanas retorciéndose de placer; placer que iba en aumento poco a poco.
Y nuevamente comenzó el mismo camino que había realizado en forma descendente, pero ahora hacia arriba… saboreando cada rincón donde posaba sus labios, aprovechando el sabor que le daba el camino de ascenso a la boca de ella.
Al llega a la boca, ella noto como el miembro de él se posaba sobre su monte e instintivamente abrió sus piernas.
Él, retiro su miembro separándose, ella se levantó y lo empujó hacia atrás arrojándolo sobre la sabanas de la cama.
Él, se dejó,
Colocándose encima se sentó y comenzó a rozar su entrepierna con el miembro de él, lentamente se fue agachando su cabeza para juntar ambos labios y comenzar a besarlo, se entrelazaron en un largo beso, mientras ella movía lentamente su entrepierna contra el miembro de él; ambos sentían deseos, calurosos deseos de compartirse y de entregarse mutuamente, pero el placer que le daba el juego del placer era mayor a sus prisas.
Lo beso en la boca, y deslizaba una de sus manos por su pecho, arremolinando sus pelo.
Se separó suavemente, y le beso una de las orejas, y le paso lentamente la lengua dejando notar la humedad en ella y siguió bajando besándole el torso desnudo mientras bajaba con su boca él se movió y cerro los ojos acerco sus manos al cabello de ella y los acaricio, mientras le impedía que siguiera bajando. ella agito su cabeza soltándose de las manos de el, y alcanzo con sus manos la entrepierna, la cual comenzó a acariciar, recorriéndola con sus dedos, mientras que con la lengua se movía lentamente en el monte de él, sus manos acariciaban la textura de los sacos, mientras la lengua comenzaba a moverse, buscando humedecer toda la zona, recorriéndola sin prisas, lento y despacio, mientras el emitía pequeños gruñidos de placer, como queriendo agotar el acto, sus manos agarradas a la cabeza de ella la empujaban una y otra vez.
Y comenzó a subir por el mismo camino que había bajado, lentamente saboreando el momento y saboreando sus gemidos. En la habitación la música sonaba de fondo poniendo el colorido al acto en si, poniendo la nota concordante de la situación, dándole énfasis y recalcando el momento de ambos.
Y volvieron a besarse con gran intensidad, juntando los labios y uniendo sus lenguas, no existía nada más en la habitación que sus cuerpos desnudos
disfrutando del momento y del ahora, si mas propósito que el del agradecerse mutuamente la relación que mantenían y como la mantenían.
Ella se abrió para él, y dejo que la poseyera, quien despacio y lentamente fue adentrándose poco a poco, dejando que ella lo sintiera, despejando todas las dudas.
Al llegar al fondo comenzaron a moverse los dos en la misma sinfonía, hasta que flotaron en el éxtasis del momento, era el final acompasado de ambos; y se dejaron caer el uno al lado del otro, dejándose llevar por los brazos de del relax y de morfeo, hasta un nuevo amanecer.
Al día siguiente.
Había llegado a casa hacia poco, dejó el bolso en la entrada, se soltó el pelo y se descalzó, se bajo la cremallera del vestido y fue a la cocina donde se sirvió una copa de vino, que le proporcionaba la primera parte del relax que necesitaba.
Con la copa en la mano se fue al salón donde oyó el contestador del teléfono, tenía un mensaje que le decía “Hola Estela, soy Juán nos vemos luego, estoy deseando estar contigo y poder acariciarte…”, esbozó una maliciosa sonrisa y sobre la butaca de su habitación …….abandonando su ropa, dejando su cuerpo al desnudo, caminando lentamente al baño.
-del libro PENSARES, parte IIIIII
Autor ©Rafa’s-
20/06/2020
Muy sensual!!!! 🤗🤗🤗
ResponderEliminarMuchas gracias Javi
EliminarBuen relato de los estereotipos de una mujer liberal, liberada y con cierto poder adquisitivo. Supongo que has omitido el capítulo con Juan al ser muy parecido al de Andrés.
ResponderEliminarGracias por tú comentario.
EliminarLa lujuria, no solo es propiedad del hombre... Es el estereotipo a romper.