EL SILENCIO.
-Esa poderosa arma,con la que nos castigamos y castigamos.Las palabras son avispas, los silencios atroces dagas mortales-.
El silencio, es ese gran
látigo, con el que azotamos a las personas cuando nos molestamos, o algo
no nos gusta de ellas.
El silencio, no deja de ser
sino la zozobra de nuestras dudas e inseguridades.
El silencio en sí mismo, el
silencio no es nada pero lo es todo. Y con él creemos que castigamos
a los demás cuando nos auto castigamos y nos auto compadecemos de nosotros
mismos.
El silencio, es esa bala que
hiere al otro y lentamente lo va matando de inseguridades, dudas e
incertidumbres.
El silencio, no deja de ser
silencio que quema las relaciones humanas, ahogando las peticiones de
ayuda y muestras de amor.
El silencio, ya no es silencio
en si mismo, porque el silencio es un modo de expresión.
Si me regalas el silencio, me
estás regalando tu odio, tu indiferencia, tu ignonimia, estás siendo preso de
ti mismo, preso de tus circunstancias, y preso de tu odio que diriges hacia mí.
El silencio, no es silencio en
si mismo, si no es un grito a voces.
Las voces de quienes no
quieren, o no tienen argumentos
para salir de su
soledad,
de su
tristeza,
y de su mundo.
Silencio, terrible silencio
con el que herimos y matamos a los que nos rodean, seres queridos y seres amados
y poco a poco laceramos nuestra identidad y persona.
Silencio, atronador silencio,
sepulturero de nuestras vidas, nuestras opciones y nuestras familias.
ATRONADOR SILENCIO.
¡CALLA!
Y
¡DALE VIDA A LA EXPRESIÓN!.
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